Este viernes 1 de diciembre, según lo programado, cuatro calles del centro de Guayaquil, cercanas al sector de la Bahía, fueron convertidas en zonas peatonales para albergar la Feria Ciudadana organizada por el Cabildo, la cual se extenderá durante todo el mes de diciembre. Sin embargo, tal como muchos guayaquileños habían anticipado, esto no solo reflejó desorden, sino también la falta de planificación por parte de las autoridades para llevar a cabo el proyecto.
Para los ciudadanos, incluyendo clientes, conductores y comerciantes formales e informales, el problema no radicó en la idea de peatonalizar una vía, que es una tendencia positiva aplicada en algunas ciudades del mundo para fomentar la convivencia.
El inconveniente surgió al cerrar rutas cercanas a la Bahía, como Manabí (desde Coronel hasta Chimborazo), Febres-Cordero (desde Eloy Alfaro hasta Chile), Capitán Nájera (desde Eloy Alfaro hasta Chile) y Cacique Álvarez (desde Ayacucho hasta Olmedo), las cuales ya de por sí están más congestionadas de lo normal en esta época. Se podrían haber elegido otras vías y reubicar a los comerciantes informales, que era el propósito de la feria.
La falta de previsión fue evidente, y la situación se percibió como un caos. “Esto ha sido un relajo. La crónica de una muerte anunciada”, señaló el conductor José Armijos, quien tuvo dificultades para encontrar una ruta despejada hacia su destino.
Aunque la feria estaba programada para comenzar a las 09:00, algunos locales apenas terminaban de instalarse en la zona de Cacique Álvarez (desde Ayacucho hasta Olmedo) alrededor de las 14:00, donde hubo más actividad durante el primer día.
Sin embargo, en otras zonas como Capitán Nájera (desde Eloy Alfaro hasta Chile), hasta el cierre de esta edición, los comerciantes aún no se habían ubicado completamente debido a “falta de carpas, organización y socialización”, según comentó el comerciante Luis Valverde.
La inconformidad de los propietarios de los locales, que ya se manifestó cuando se anunció el proyecto, se intensificó al ver la cantidad de comerciantes informales que solicitaban espacio para trabajar, y al escuchar las numerosas quejas de los conductores.
A pesar de que se había indicado que los agentes metropolitanos no permitirían la venta informal en los corredores, Juan Marco Figallo, director de Operaciones de Segura EP, admitió que esta orden no se cumplió completamente. Frente a los agentes, la venta informal continuó. Aquellos que lograron encontrar un espacio, a pesar del tumulto, tuvieron éxito en sus ventas.
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