El reciente anuncio del Operador Nacional de Electricidad (Cenace) de imponer racionamientos eléctricos al sector industrial durante 10 horas diarias por los próximos 15 días es una medida desesperada que tendrá consecuencias graves para el empleo y la producción en Ecuador. Aunque la emergencia energética es innegable, imponer restricciones tan severas sin buscar alternativas viables solo profundiza los problemas económicos.
El sector industrial es uno de los principales motores de empleo en el país. Al cortar su suministro eléctrico durante las horas más productivas, estamos ante un golpe directo al sustento de miles de familias. Empresas, ya debilitadas por los cortes programados previos, no podrán sostenerse en estas condiciones. Esto generará más despidos y podría llevar a cierres permanentes de negocios.
La Cámara de Comercio de Quito y la Cámara de Industrias y Producción han sido claras: el racionamiento energético no es una solución sostenible. Se deben explorar opciones como la optimización del uso de energía y la inversión en fuentes alternativas, todo ello en coordinación con el sector privado. La crisis no puede resolverse destruyendo el tejido productivo del país. Necesitamos medidas que equilibren la emergencia energética sin sacrificar empleos ni paralizar la economía.
