El reciente anuncio del presidente Daniel Noboa sobre la existencia de 2.000 hectáreas de cultivos de coca en Ecuador marca un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico. En una cadena nacional, el mandatario dejó claro que su gobierno no permitirá que el paÃs se convierta en un productor de cocaÃna, y afirmó que ya se han iniciado operaciones militares para destruir estas plantaciones. Este golpe, que podrÃa afectar en 320 millones de dólares a los grupos narcoterroristas, subraya el enfoque agresivo que Noboa ha adoptado desde el inicio de su mandato. Lo preocupante es que, aunque la superficie de estos cultivos es pequeña en comparación con Colombia o Perú, su presencia en Ecuador es un sÃntoma alarmante del deterioro que enfrenta el paÃs. La expansión del narcotráfico y la minerÃa ilegal, sumado a los problemas económicos y a una crisis de seguridad que ha convertido a Ecuador en el paÃs con la mayor tasa de homicidios en la región, agravan una situación ya crÃtica. Noboa ha dejado en claro que su administración no repetirá los errores del pasado, prometiendo cerrar las puertas a las actividades ilÃcitas y recuperar el control del territorio. El reto que enfrenta el presidente no es menor. Los grupos narcoterroristas son poderosos y están bien financiados, pero la determinación de Noboa es un mensaje claro: Ecuador no será más un terreno fértil para el crimen organizado. Pero a pesar de todos estos esfuerzos sobre la crisis más grave en estos momentos que vive Ecuador, que es la energética, el primer mandatario no dijo ni una sola palabra.